EL VERACRUZ QUE SE FUE
EL VERACRUZ QUE SE FUE
2018-12-10
VENENOTAS

Por El Tlacuilo

EL VERACRUZ QUE SE FUE

EN XALAPA POR DECISIÓN
No está usted para saberlo pero yo sí para contárselo, pero después de muchos años de radicar fuera de mi estado logramos regresar, fue en el año de 1996, decidimos establecernos en la Ciudad de Xalapa, veníamos de radicar en el Estado de México, Coacalco para ser preciso; y llegamos sin conocer absolutamente a nadie, con un camión de mudanzas por equipaje. Mi tierra fue generosa y hoy tenemos la bendición de contar con muchos amigos y con algunos que se asumen como enemigos, los menos.

VERACRUZ DE HACE DOS DECADAS
En aquel año en Veracruz estaba por concluir el sexenio de Chirinos, era un Veracruz y un Xalapa que ya no existen; en la nota roja de los periódicos solamente se registraban accidentes de autos, la mayoría menores; pleitos de borrachos o conyugales y algún raterillo detenido; contrariamente a lo que sucedía en el lugar de donde veníamos; en el entonces Distrito Federal y Estado de México el registro de violencia era constante, mientras Veracruz transitaba en paz; ahora los papeles se han invertido.
En la ciudad de Xalapa se podía caminar tranquilamente, aún durante la noche. Aunque los brotes de violencia ya asomaban a la puerta, como fue el caso de “la descuartizada” de los Lagos del Dique o del asesinato de Libertad Hernández; pero eran temas aislados que conmocionaron a la sociedad. Actualmente, en el doloroso Veracruz de hoy, los descuartizados, asesinados y baleados son el pan nuestro de todos los días.
Incluso, actualmente los asesinados no tienen ya ni nombre ni apellido, la policía nos lo informa con “un hombre o una mujer asesinada” (o muchos); en esa ambigüedad se esconde la deshumanización de las víctimas. A lo más que llegan las autoridades es a revelarnos un nombre “de pila”, acompañado del ya clásico apellido “N”. Después de eso no hay seguimiento, los ciudadanos nunca somos informados del motivo del crimen, de si se dio o no con los responsables; nunca se nos da a conocer más allá del cuerpo muerto.
Para colmo de males los cadáveres sin nombre ni apellido son encontrados porque los asesinos los dejaron en un sitio evidente, en donde ya no era posible ignorarlos.
De los que desafortunadamente son desaparecidos, muertos y sepultados clandestinamente no sabemos nada, aún después de que los encuentran siguen siendo anónimos.

LO QUE PERDIMOS
A los veracruzanos, los delincuentes y las malas policías nos robaron la tranquilidad; hoy los prisioneros somos los ciudadanos que tenemos que cercar nuestras viviendas con barrotes y rejas, que estamos obligados a encerrarnos por las noches o cuando se sabe que hay violencia en las calles; mientras que quienes deberían de estar recluidos gozan de libre tránsito y libertad absoluta.
El problema empezó en el país con el Gobierno de Felipe Calderón, en Veracruz durante el mandato de Fidel Herrera; desde entonces fue creciendo sin que la federación ni el estado hicieran algo eficaz para detenerlo; llegando a su más cruda expresión en los años más recientes.
Se habla de cobro de derecho de piso a comercios; es la muestra más clara de que Veracruz ya nos fue arrebatado. Cada vez que recomendamos a alguien no circular por determinadas carreteras, o no viajar por las noches, estamos dando la muestra tangible de que nuestras autoridades han sido omisas en garantizar lo más elemental, que es nuestra seguridad.
Los ya abundantes grupos de “vecinos contra la delincuencia” no son otra cosa que la evidencia deshonrosa de que las autoridades han sido rebasadas por la delincuencia, o sumadas ¡Sabrá dios!
No solamente no pudieron con el crimen organizado, tampoco pudieron con el delincuente furtivo. La sociedad veracruzana está agraviada, “tiene hambre y sed de justicia”.

ENTRE LO IMPORTANTE Y LO URGENTE
Deben ser juzgados quienes, desde el poder entregaron al pueblo veracruzano a los malandros; pero también, y sobre todo, se deben aplicar ya las acciones tanto por parte del Gobierno federal como estatal, que sirvan para mitigar la ofensiva de los criminales.
¡Que de los Bermúdez, Telléz, Bravo y Winckler se ocupen las leyes y no el Gobierno! porque lo que menos quisiéramos los ciudadanos es que después de que los malos funcionarios nos robaron la tranquilidad, ahora hasta la atención de los nuevos gobiernos acaparen.
Urge más voltear para abajo que para arriba; de lo contrario habrá una percepción de que las cosas no han cambiado, cuando la esperanza de los mexicanos está en que sí.
Ojala pronto se cierre la página de la justicia para y en contra de los poderosos, y se abra la etapa de la justicia y la Seguridad para todos. Tenemos esperanza de que en alguna parte esté el Veracruz de antes, el que ya perdimos; y que lo podamos recuperar entre todos ¡Dios quiera!
 
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