Si en algo fue generoso el alcalde saliente de Xalapa, Hipólito Rodríguez Herrero, fue en abultar la nómina del Ayuntamiento con sus cuates que se trajo de la Ciudad de México a los que les pagó cantidades estratosféricas para que no hicieran nada, porque en su gran mayoría se la pasaron rascándose la barriga.

Durante su cuatrienio hubo señalamientos de que sujetos que trabajaron en la comuna y llegaron a Xalapa con una mano atrás y otra adelante, de la noche a la mañana se fueron a vivir a zonas residenciales y presumían autos de lujo ante la displicencia del alcalde.

A unos días de tomar las riendas de la comuna, el alcalde electo Ricardo Ahued dijo para un portal de noticias que su prioridad será la eficiencia administrativa para ofrecer a los xalapeños más obra pública y mejores servicios. “Las finanzas del Ayuntamiento ya no soportan nuevos ingresos de personal por compromiso, o permitirse aviadores. Cada dirección se ajustará sólo al equipo que requiera y se eliminarán excesos”, manifestó.

Ricardo Ahued fue enfático al señalar que de no realizarse estos ajustes el Ayuntamiento podría enfrentar una crisis. “Es tiempo de conciencia, honradez, trabajo y transparencia; de aplicar responsablemente los presupuestos asignados para cada rubro, porque las demandas de obra pública y servicios rebasan cualquier recurso”, sentenció.

Bien por el alcalde entrante, quien bien comienza no tiene por qué terminar mal. Es claro que poner orden solamente podría hacerlo una figura como la de Ricardo Ahued, que llegará al cargo con un impresionante respaldo popular.