Este miércoles se armó un bonito zipizape entre comerciantes del centro de Xalapa y autoridades de Tránsito. Sucede que debido a la pandemia se ha restringido la circulación vehicular en la avenida Xalapeños Ilustres, lo que ha provocado molestos embotellamientos en el entronque de Xalapeños y las calles Santos Degollado y Arteaga, a unos pasos de la iglesia de San José.

El zipizape se dio porque los comerciantes exigieron que se abra la vialidad ya que su cierre está afectando a mil comercios (Ah, ca… ¿a poco hay tantos en el centro de Xalapa?) según dijeron. Al verse superados, los elementos de tránsito llamaron a los policías estatales y se armó una pequeña melé que no pasó a mayores.

El bloqueo en ese entronque provocó que se produjera un embotellamiento que aumentó el descontento de todo mundo y nadie quería ceder. Pero a ver, vamos por partes.

Los agentes de tránsito estaban cumpliendo con su trabajo porque hay un decreto que prohíbe la circulación de autos por el centro de Xalapa. El problema es que en esa zona siguen las aglomeraciones y las actividades como si no hubiera pandemia. Es decir, la gente va al súper, a los restaurantes, a los cafés y por supuesto a su trabajo. Y por las noches se van a los antros.

Lo que se debe restringir es la circulación de las personas y no de los autos porque a estos no les da Covid. Pero ya nadie se quiere quedar en casa a pesar del aumento de contagios por la tercera ola.

¿Cuál es la solución? No la hay ni la habrá mientras no se restrinja la circulación de la ciudadanía. Pero si nos vuelven a enviar a nuestras casas, la economía (ya de por sí muy traqueteada) volverá a caer en detrimento de todos. El asunto se ha convertido en un círculo vicioso.

¡Vaya problema!