Quien visite Xalapa o el puerto de Veracruz los fines de semana por la noche, se sorprenderá de la cantidad de antros abiertos y abarrotados de parroquianos, principalmente jóvenes, que disfrutan de unas horas de esparcimiento y qué bueno, porque la gente se divierte, coadyuva al impulso de la economía y quienes ahí trabajan tienen asegurado el sustento para sus familias.

Pero…

En el mes de junio los casos de COVID-19 casi se triplicaron en la entidad al pasar de 557 a 1,477 a pesar de la puesta en marcha del decreto “No hagas olas”, que es una invitación a seguirnos cuidando de la tercera ola del COVID que viene más fuerte, aguerrida y mortal.

Mientras que del 3 al 20 de junio los casos positivos activos que se registraron fueron de 292, para la última semana se dispararon a 707 positivos activos, es decir, con riesgo de contagiar al de enfrente.

Con la tercera ola podría llegar una cepa conocida como DELTA que no genera malestares inmediatos y de hecho quien la porta no sabe que carga el virus. No hay tos, fiebre o reflujo nasal, pero de un momento a otro llega el dolor de articulaciones, dolor de cabeza, nuca y espalda alta, debilidad general, pérdida de apetito y neumonía, porque el COVID DELTA colapsa los pulmones.

Es decir, ahorita estamos y al rato ya no.

Sin embargo los jóvenes que se siguen divirtiendo los fines de semana sin la menor precaución. Y es que con unas copas de más uno se olvida hasta de sus deudas.

El problema es que las víctimas principales de esta cepa son los mismos jóvenes, de ahí el exhorto a que se cuiden, extremen medidas de higiene y limiten hasta donde les sea posible visitar antros o sitios concurridos.

Recuerden que no hay pandemia que dure cien años ni sociedad que la aguante, unos meses más de abstinencia y después a darle vuelo a la hilacha como Dios manda.