Si en un principio nos quisieron vender la derrota de Morena en la Ciudad de México como un fracaso de López Obrador en todo el país, los analistas políticos deberían revisar mejor los números. Sobre este tema el senador panista Gustavo Madero puso los puntos sobre las íes: “No ganamos, es un autoengaño, tenemos poco qué celebrar”.

El legislador dijo que es un autoengaño afirmar que se le quitó la mayoría calificada a López Obrador: “El bloque pro AMLO logró 275 curules, mayoría suficiente para aprobar todas las leyes y los presupuestos que quiera”. Agregó que para cambios a la Constitución requerirá 59 votos adicionales que los puede obtener del PRI, MC o PRD. Y remató diciendo que Morena arrasó al ganar 11 de las 15 gubernaturas por lo que volvió a afirmar: “No ganamos”.

Gran verdad, el día que necesite de la mayoría alguien abrirá la cartera para papalotear los billetes. Y no faltarán 59 o más diputados de los tres partidos que los agarren al vuelo porque esa es su naturaleza.

Por otra parte, los dirigentes partidistas de la oposición dirán una cosa, pero la frialdad de los números dice otra bien diferente. Si medio mapa de la Ciudad de México se pintó de azul, lo que constituye una derrota aplastante para la jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum, medio mapa del país se pintó de guinda y esto es un triunfo aplastante para López Obrador que si no estuvo en las boletas ni falta que hizo.

Su espíritu rondó en cada una de las urnas que el INE instaló en todo el territorio nacional.