Rubén Olivares se incorporó al boxeo profesional a los 17 años, noqueando a Isidro Sotelo en el primer round y forjando el inicio de una de las carreras más populares en la historia del boxeo mexicano, que veía brillar con un propio a un joven nacido el 14 de enero de 1947.

El actual miembro del Salón Internacional de la Fama del Boxeo fue bautizado por su apodo “El Púas”, y no por su pegada, si no por su cabello difícil de peinar. Fue un múltiple campeón mundial y considerado por mucha gente como el mejor campeón peso gallo de todos los tiempos. Poseedor de una pegada descomunal en ambos puños que le dieron numerosas victorias por nocauts.

Rápidamente ganó simpatía entre los mexicanos, se podría decir que, aunque salió del barrio el barrio nunca salió de él se mantuvo fiel a sus principios. A través de los ojos de Ricardo Garibay esta película nos habla de la vida del boxeador dentro y fuera del ring, logrando reflejar una serie de tradiciones del México de inicio de los ochenta. Creando una película con un estilo peculiar.

Ideal para seguidores de quien fue considerado el mejor boxeador de México durante muchos años, hasta que surgió Julio César Chávez, peleador que tiene un excelente documental dirigido por Diego Luna, el cual es una recomendación de pilón.