REDACCIÓN REVISTA EL TLACUILO.- Hay homenajes que en lugar de honrar, hieren. Tal es el caso del presunto reconocimiento que el Ayuntamiento de Xalapa quiso rendir al maestro Alberto de la Rosa, fundador de Tlen Huicani, y que terminó reducido a una farsa burocrática. Se trató de colocar una placa en un parque alejado del corazón cultural de la ciudad; una placa que, para colmo, fue robada a los pocos días sin que a la autoridad municipal parezca importarle reponerla.

El alcalde Alberto Islas presumió en su momento el encuentro con el maestro y la organización del Festival “Alberto de la Rosa”, asegurando que el gobierno local reafirmaba su compromiso con el arte. Hoy, la evidencia es un pedestal vacío que exhibe más desdén que gratitud. Un “homenaje” que se convirtió en simulación, donde el reconocimiento prometido terminó en silencio y omisión.

Vecinos de la zona de Ánimas, indignados ante el vacío oficial, ya convocan a una colecta ciudadana para reinstalar una placa, esta vez bajo el nombre de “sociedad civil xalapeña”. Tal vez ese gesto —libre de logotipos políticos y promesas incumplidas— sea más digno para honrar la trayectoria del maestro Alberto Manuel de la Rosa y Sánchez, cuyo legado musical trasciende mucho más que la indiferencia de un ayuntamiento incapaz de sostener su propia palabra.