Por Redacción | Tlacuilo.- A pocos días de que concluyan las campañas y se celebren las elecciones municipales del 1 de junio, la presidenta nacional de Morena, Luisa María Alcalde Luján, intensificó su presencia en el estado de Veracruz, particularmente en la zona centro, donde el partido guinda busca consolidar su dominio territorial.

Su visita no fue fortuita ni protocolaria: respondió a una estrategia clara de cierre de campaña centrada en el territorio y en la movilización del voto. Durante el fin de semana, recorrió municipios clave como Veracruz, Huatusco, Coscomatepec, Córdoba y Orizaba, acompañando personalmente a los candidatos locales, en un esfuerzo que revela la importancia que el partido da a los últimos días de campaña.

Alcalde no solo vino a respaldar candidatos, sino a reforzar el discurso de la "Transformación" que ha marcado la identidad de Morena a nivel nacional. Desde cada punto del recorrido, articuló una narrativa que reforzó con los resultados en las urnas logrados con el proyecto encabezado por la presidenta electa Claudia Sheinbaum y con la actual gobernadora veracruzana, Rocío Nahle, quienes se vieron favorecidas con un alto número de sufragios en Veracruz en el pasado proceso electoral.

En su intervención desde Orizaba —tradicional bastión priista— Alcalde fue enfática: “Nada de que Orizaba es territorio prianista”, subrayando un cambio de ánimo político en uno de los enclaves más difíciles para Morena. La estrategia es clara: no ceder terreno, ni siquiera en plazas donde la oposición conserva presencia histórica.

La dirigente morenista reiteró que los próximos días serán cruciales y que el cierre de campaña se dará “a ras de piso”, en consonancia con el modelo de proximidad que el partido ha adoptado desde su fundación. La orden es clara: casa por casa, calle por calle, activando toda la maquinaria territorial.

Además, adelantó que Morena cuenta ya con la estructura para la “defensa del voto” en cada casilla, lo que anticipa un operativo electoral robusto para el día de la elección.

Desde México ya había hecho previamente uno de los anuncios más significativos respecto a Rosa María Hernández Espejo, candidata a la alcaldía de Veracruz puerto, a quien respaldó con cifras: 54.4% de ventaja en intención de voto, según afirmó. Alcalde fue más allá al prometer el fin de “décadas de corrupción y nepotismo del PRIAN” en la ciudad, trazando así una línea divisoria entre el pasado y el proyecto de Morena.

El énfasis en Veracruz puerto no es menor: se trata de la ciudad coyuntural del estado y un enclave estratégico tanto electoral como simbólicamente. Una victoria ahí reforzaría la narrativa de cambio que Morena busca posicionar a nivel estatal.

La presencia de Luisa María Alcalde en el estado ilustra cómo Morena apuesta por una movilización de última milla: salir a la calle, hacer presencia visible y recordar al electorado que el proyecto nacional se juega también en lo local. Al mismo tiempo, se busca blindar el proceso ante posibles conflictos post-electorales, mediante estructuras organizadas para cuidar el voto.

No es casual que en todos los municipios visitados se repita la fórmula: contacto directo, mensajes emocionales, discursos en primera persona, y énfasis en que cada candidato “ya es el próximo presidente municipal”. Se trata de construir confianza y sensación de triunfo inminente, una técnica de motivación electoral que busca elevar la participación y reducir la incertidumbre.

A 10 días de la elección, Morena se juega más que alcaldías en Veracruz: se juega la consolidación territorial en uno de los estados con más peso electoral del país. La visita de Luisa María Alcalde no solo fue un espaldarazo a los candidatos, sino un mensaje político: la dirigencia nacional está involucrada de lleno en asegurar que la transformación no se quede a medias.