HOY SE CONMEMORA EL DÍA INTERNACIONAL DE LAS NIÑAS EN LAS TIC

Cada 24 de abril se celebra el Día Internacional de las Niñas en las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), una fecha establecida por la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) en 2010 para inspirar a más niñas y mujeres jóvenes a considerar y construir su futuro en carreras del ámbito tecnológico y científico. A lo largo de los años, esta conmemoración se ha convertido en una llamada urgente para cerrar la brecha de género que aún persiste en áreas.

Históricamente, las mujeres han enfrentado múltiples barreras para acceder y destacar en el ámbito científico. Desde limitaciones educativas hasta prejuicios culturales, su camino ha sido arduo pero transformador. A pesar de estos desafíos, muchas han dejado huella en la historia de la humanidad: desde Marie Curie, pionera en la radiactividad, hasta Rosalind Franklin, clave en el descubrimiento del ADN. En México, figuras como la astrobióloga Carmen Victoria Félix Chaidez, la doctora en física Susana Lizano y la matemática María del Carmen García Peña demuestran que la excelencia científica no tiene género.

La importancia de incluir a las niñas y jóvenes en la ciencia no radica únicamente en una cuestión de equidad, sino también de innovación y desarrollo sostenible. Diversos estudios han comprobado que los equipos diversos generan mejores soluciones y resultados más eficientes. Promover la participación femenina en las TIC es también una apuesta por un futuro más justo y competitivo.

En nuestro país, el impulso por visibilizar y apoyar a las mujeres científicas ha tomado fuerza en instituciones públicas y privadas, aunque aún falta mucho por hacer. Programas de mentoría, becas específicas y ferias científicas enfocadas en niñas y adolescentes son algunas de las acciones que buscan encender la chispa de la curiosidad desde edades tempranas.

El Día Internacional de las Niñas en las TIC nos recuerda que cada niña que hoy sueña con explorar las estrellas, desarrollar tecnología o diseñar soluciones para los grandes retos del siglo XXI, debe contar con el apoyo, las herramientas y el entorno que le permita hacerlo. Porque el conocimiento no tiene género, y el futuro de la ciencia necesita de todas las mentes posibles.