(redacción).- El tres veces alcalde de Tantoyuca, Joaquín Rosendo Guzmán Avilés, mundialmente conocido como “El Chapito”. no tiene llenadera; después de haber sido ya tres veces alcalde de Tantoyuca (1997-2000, 2004-2007 y 2011-2013) se lanza otra vez en búsqueda de la cuarta ocasión; así que presentó su solicitud de registro el pasado 12 de febrero como precandidato a la presidencia municipal del PAN.

Además, desde el 2011 en que “El Chapito” fue presidente municipal por primera ocasión, su familia ha monopolizado la silla embrujada de Tantoyuca, Jesús, su hermano es el actual presidente municipal, quien a su vez relevó a su otro hermano Amado.

En el periodo de tiempo referido, si no es desde la silla principal los Guzmán Avilés han controlado el Ayuntamiento desde puestos claves como la Tesorería o la Sindicatura.

Además de acaparar el poder municipal, se han quedado con todos los cargos legislativos de ese distrito. De ñapa Joaquín fue presidente del partido y en el minigobierno fue funcionario estatal.
Para este tipo de personajes, que disfrazan el cacicazgo con aparente democracia, es adecuada y necesaria la ley que busca impedir el nepotismo; porque si no sucediera así, continuarían en el poder de Tantoyuca los nietos y bisnietos del Chapito.

Los panistas de la región ya emprendieron una campaña en contra de los hermanos de la “buena suerte”, ya los quieren chispar de la ubre después de 14 años que les han pasado por encima una y otra vez; pero no, desde el PAN no lograran nunca frenarlos, tendría que ser Morena quien los derrote en las urnas, pero se trata de un municipio en donde la ola guinda no ha podido repuntar.