(Redacción).- En un contexto mundial marcado por la desaceleración económica, México ha logrado destacar como una de las economías de mayor crecimiento dentro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Con un incremento del 1,3% en su Producto Interno Bruto (PIB), el país se ha posicionado junto a Irlanda, que lideró la lista con un crecimiento del 2%, y Lituania, que registró un aumento del 1%.

A pesar de los desafíos globales, como la desaceleración de las economías clave, incluida la de su socio comercial Canadá (decreció 0.2%.), México ha demostrado una notable capacidad para adaptarse a las condiciones cambiantes del entorno internacional. Este desempeño refleja la resiliencia de su economía, que sigue expandiéndose a pesar de la incertidumbre.

Uno de los factores que ha favorecido este crecimiento ha sido la reconfiguración de las cadenas globales de suministro, un fenómeno impulsado por la tendencia del nearshoring. Este modelo industrial, que implica trasladar fábricas a países cercanos con zonas horarias similares, ha permitido que México atraiga nuevas inversiones extranjeras. Además, esta reubicación ha generado importantes beneficios para la economía mexicana, como el fortalecimiento de la inversión extranjera directa y la creación de empleo.