Los cinco gallos viejos.

Cinco Yunes tienen hasta el copete a los Veracruzanos, Héctor, Miguel papá, Miguel chiquito, Chiquifer y Pepito, todos ellos han fracaso en las urnas, pero siguen necios a querer ser candidatos una y otra vez.

Usted dirá que no es cierto que han fracasado en las urnas y es verdad, no han fracasado del todo, pero sí en momentos cruciales.
Héctor ha disfrutado de las mieles de las plurinominales, pero como candidato a Gobernador dejo ir a 500 mil votantes; se peleó con Duarte a media campaña y con toda la caterva duartista, quienes sencillamente lo dejaron solo; un acto poco inteligente visto desde cualquier ángulo.

El patriarca Miyuli ganó una Gubernatura “furris”, de escasos dos años; es decir esperó 18 años para gobernar dos, y sin poder heredársela a su hijo ¡Jaaa! permítannos pitorrearnos. Además, ganó porque el PRI perdió más de 500 mil votantes, pero si los hubiera mantenido Yunes Linares habría perdido estruendosamente
Miguel Ángel chiquito, aunque ya fue electo alcalde de Veracruz y Boca del Río _bien por él_ cuándo enfrentó la prueba mayor fracasó y ni con todo el dinero e infraestructura del estado al servicio de su campaña logró ganar la Gubernatura.

Chiquifer es el menos peor, pero la dinastía que lo impulsa está más quemada que gringo en la playa al medio día, y el apellido Yunes en las urnas ya indigestó a los electores.

A Pepito lo han cuenteado recurrentemente, una fue cuándo le cedió el paso “a su tío” Héctor y Yunes Landa no metió ni las manitas contra su otro tío, Miguel; total que todo quedó en familia. Otra cuando lo mandaron a perder el Senado para que no le hiciera sombra a la candidatura de Duarte, y el peroteño se comió el engaño completito.

En resumen, ninguno de ellos es un crack electoral, sin embargo, han estado en las boletas desde hace décadas, generando una pregunta incomoda: “¿Qué no hay otros apellidos en Veracruz?”

Los cinco Yunes ya deberían hacerse a un lado e impulsar nueva gente, porque con cualquiera de ellos que encabezara a la oposición, se amarraría la derrota anticipada; si de por sí la oposición la tendrán difícil y casi imposible, ahora si ofertan en la boleta más de lo mismo con mayor razón perderían, y por mayor margen.