1 de julio, REDACCIÓN. - Vicente Fox Quesada es un personaje nefasto, fue una mojiganga de presidente y lo sigue siendo como ciudadano, sus dislates y notorias taras mentales lo convierten en un político indeseable, salvo para quienes fueron beneficiados en su sexenio o comparten sus mismas características.

El promotor número uno en el México de la venta de mariguana legal, y comercializador de la misma, es una vergüenza para el país.

Veracruz tiene la afrenta de tener una avenida con el nombre de ese personaje, ubicada en Boca del Río, gracias a la lambisconería del alcalde panista, Francisco Gutiérrez de Velasco, quien coincidió con Fox como presidente; sin embargo, el hecho de que la avenida lleve el nombre del esposo de Martita Sahagún es ilegal.

Dentro del Reglamento de Desarrollo Urbano del Orden Jurídico Nacional, específicamente se prohíbe que las calles lleven nombre de personas vivas, razón suficiente para exigir que el bulevar Vicente Fox Quesada (en donde está el Salsodromo y el elefante blanco llamado Foro Boca) cambie de nombre.

Lo bueno es que la gente, en el 2007, no dejó que instalaran el “menumento” de Fox, lo tiraron a jalones. En ese momento al estrellarse contra el suelo, la mano derecha que formaba la V de la victoria se separó del resto. “¡Ya lo tumbamos y le cortamos la mano por rata!”, decía uno de los manifestantes mientras blandía el fragmento como un trofeo y otros bailaban encima de la estatua, la pateaban y escupían.

“¡Si la vuelven a poner, la volvemos a tumbar, y la echaremos al mar!”, advirtieron.

Insistimos, falta quitarle el nombre al bulevar.