Pues mire usted, al alcalde de Tuxpan le pegó el mal de la “ciclovía” y ni tardo ni perezoso la mandó a construir a la orilla del bulevar Jesús Reyes Heroles, con un costo de 3 millones de pesos; pero después se la saboteó él mismo, pues autorizó el reasfaltado del tramo donde corría la pista ¿y qué cree? Que la “ciclocharada” quedó sepultada bajo el asfalto.

No es broma, de ese tamaño es la capacidad de razonamiento de Juan Antonio Aguilar Mancha; a quién sus gobernados apodan cariñosamente el “Capitán Mantecas”. Así de fácil tiró a la basura tres millones de pesos del erario público; nadie le explicó al munícipe que primero se debía de reasfalta y luego ya podía montar su “ciclocharada”.

Bueno, en Xalapa no cantan mal las rancheras, pero en Tuxpan las cantan hasta con mariachi y sinfónica.