Más tardaron las autoridades estatales en emitir un decreto donde quedan suspendidas las fiestas patronales y reuniones tumultuarias por la pandemia del coronavirus, que el cabildo de Astacinga en pasarse ese decreto por debajo de la lengua.

Resulta que en ese municipio enclavado en la sierra de Zongolica, donde los contagios por el COVID se están multiplicando de manera alarmante, el Ayuntamiento autorizó la realización de una feria que este fin de semana se pondrá al tope.

¿Qué argumentos se esgrimieron para dar los permisos? Ninguno, simplemente autorizaron la feria y listo.

No deja de ser curioso que los padres de familia que se niegan a que sus hijos regresen a clases presenciales por temor a un contagio, son los que se pasean precisamente con sus hijos por los terrenos de la feria sin observar las mínimas medidas de seguridad, ya que andan sin cubrebocas y la sana distancia nomás no se ve por ningún lado.

Y uno se pregunta ¿acaso nadie le dijo al cabildo que la tercera ola está más brava que las dos anteriores? ¿Ignoran que una de las zonas donde el vicho está ocasionando más contagios es precisamente en la sierra de Zongolica?

Seguro que lo saben.

Ni hablar, esperemos que en diez días no se registren contagios masivos porque para colmo el hospital más cercano es el de Río Blanco, a 50 kilómetros de distancia y al que se llega por una carretera que está de la tristeza por lo que el recorrido dura hora y media.

Pero eso vale gorro; ahorita lo que el cuerpo pide es ¡que siga la pachanga!