17 de febrero, 2022.- No todo es verdad ni mentira, todo depende del cristal con el que se mira. El grupo neopanista que se creía ya con la presidencia estatal del PAN asegurada, reaccionó con una verborrea violenta ante la decisión del Tribunal Electoral Veracruzano de anular las elecciones y mandar a un nuevo proceso interno en el blanquiazul veracruzano.

La descalificación a las autoridades electorales es parte del estilo recurrente de este grupo, que cuando ganan (por la buena o por la mala) hay democracia, pero cuando pierden existe fraude.

La decisión del Electoral Veracruzano estuvo dividida, los magistrados Tania Vásquez Muñoz y Eduardo Eduardo Cigala Aguilar votaron por la anulación, mientras que el voto en contra fue de la magistrada Claudia Díaz Tablada; ante la decisión oficial, los empleados de “Yunesneitor” pusieron el grito en el cielo y recurrieron al trillado truco de echarle la culpa de sus fracasos al partido en el poder, antes era al PRI y ahora es Morena.

Como era lógico, Federico Salomón Molina e Indira Rosales San Román, acompañados por su caterva, anunciaron que impugnarán ante la Sala Regional del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF); y quizás la impugnación no sea tanto porque piensen que pueden revertir la decisión, sino tan solo para quedarse más tiempo en la silla embrujada de la calle Zamora para dejársela lo más dinamitada posible a Joaquín Guzmán Avilés.

En fin, el show va para largo, pues está en los últimos estertores de la agonía del grupo Yunes dentro del PAN veracruzano; por cierto, una de las defensas más cómicas fue la de Enrique Cambranis Torres, recién nombrado Coordinador de la bancada azul del Congreso de Veracruz, pero sabe que si se cae Salomón se cae él también; decimos que da risa su defensa porque en su comunicada nunca personaliza los cargos, se limita a nombrarlos como “El Comité Directivo Estatal del PAN” sin mencionar ni a Salomón ni a Indira; quizás la omisión fue intencional y Cambranis ya está preparando desmarcarse de ese grupo que va en picada, tal como lo hizo con Pipo Vásquez cuando Yunes les robó el partido ¡Sabrá dios, uno no sabe nunca nada!