1 de diciembre 2021.- Difícilmente un mandatario, de cualquier país del mundo, pasa el crisol popular como lo hizo el día de hoy el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador; la verbena popular permitió a la 4T mostrar músculo y enviar un mensaje de la sólida imagen de su líder; se podrá o no estar de acuerdo con sus políticas, pero no se puede regatear que después de tres años su popularidad sigue incólume, es más, probablemente ha ido en aumento.

En el Zócalo de la Ciudad de México confluyeron y coincidió tanto gente del pueblo como funcionarios de alto nivel, sin lugares de privilegio ni plateas de “gayola”. Ahí, después de los mariachis y la música de banda, desde un templete y no desde el balcón del Palacio Nacional, López Obrador lanzó su discurso con las peculiaridades de siempre, que lo identifican.

Habló de los imprevistos económicos que han impedido el crecimiento deseado, expresó su certidumbre de que se superará en breve: “No tengo duda que pronto, muy pronto, terminaremos de salir de la crisis económica”; mencionó que para hacerlo México cuenta con dos factores a favor, el hecho de que durante la pandemia no nos endeudamos como otros países, y de que no se nos cayó la recaudación fiscal, además de “Otros factores, elementos buenos, favorables, son el gran potencial de crecimiento del sector agropecuario, el aumento en la afluencia turística y la excepcional ventaja que significa el tratado comercial con Estados Unidos y Canadá para atraer inversión extranjera, generar empleos y fomentar el desarrollo industrial del país”.

De manera detallada se refirió a la inversión en infraestructura y en apoyos sociales: “El gobierno ya no representa a una minoría, sino a todos los mexicanos de todas las clases, culturas y creencias. Se gobierna con austeridad y con autoridad moral. No se tolera la corrupción ni se permite la impunidad. En la práctica no hay fueros ni privilegios. Se atiende a todos, se respeta a todos, pero se les da preferencia a los pobres. Por el bien de todos, primero los pobres”.

Descalificó la estructura económica de anteriores Gobiernos que favorecían a quienes más tienen en donde se afirmaba que si llovía fuerte arriba goteaba abajo “como si la riqueza fuera permeable ¡Qué se vayan… al carajo!”