El trabajo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, impecable casi desde su fundación, está dejando mucho que desear y ha dado mucho de qué hablar. Sobre todo en lo relacionado a su último informe del Registro de Nombres Geográficos Continentales, Insulares y de las Formas del Relieve Submarino con Fines Estadísticos.

Primero movieron gacho el Pico de Orizaba y lo mandaron completito al estado de Puebla, cuando desde que se hicieron los primeros trazos fronterizos de las entidades el volcán estaba a la mitad de ambos estados. Luego un volcán como el Cofre de Perote que hace millones de años hacía erupción cada quince minutos y ahora es un volcán inactivo, lo convirtieron en cerro.

Pero ahí no para el asunto.

Cerros icónicos de ciudades veracruzanas como el cerro de la Galaxia en Xalapa, el de la Martinica de Banderilla y el del Abuelo en Poza Rica, no figuran en el Registro de Nombres Geográficos del INEGI, a pesar de que siguen en su lugar desde hace siglos y como consecuencia, desde antes del nacimiento del propio INEGI.

En el caso particular de Poza Rica, el cerro del Abuelo es el más alto de la ciudad y es uno de sus emblemas. Y les pasó de noche.

El INEGI excluye además de su registro de Áreas de Referencia Naturales y Culturales, las reservas naturales de Garnica-El Tejar, Predio Barragán o Molino de San Roque.

¿Qué está pasando en el INEGI? Con la falta de credibilidad que hay en las instituciones, sería muy lamentable que se perdiera la credibilidad y confianza en una de las más prestigiadas del País.